EL MITO QUE INSPIRÓ A DRAGON BALL, CONOZCAMOS VIAJE AL OESTE

 

DRAGON BALL VS EL MITO REAL

Muchas veces consumimos historias en anime, series, películas, libros, manga, etc., pero no siempre tenemos en cuenta la historia que las inspiró. Acompáñame a conocerlas.

Hoy les ofrecemos uno de los mitos presentes en el anime "Dragon Ball". Hablemos de una escena en esta gran aventura.

Bulma y Goku: primera pelea

Imagen del capítulo


Esto sucede en el capítulo número 2 titulado "¿Qué? ¡No tiene bolas!". Goku y Bulma comienzan su día en la casita que Bulma creó utilizando una de las cápsulas Hoi-Poi. Goku despierta y le dice a Bulma que quiere desayunar. En ese momento, vemos una figura grande acercándose a la casa.

Goku le dice a Bulma que parece una tortuga por lo lento que es para arreglarse antes de desayunar, y ella lo regaña por ser grosero con los mayores, recalcando que debe enseñarle modales. Después, le ofrece una taza de té, pero él la rechaza diciendo: "No, ¡guácala! Eso sabe amargo. Voy a hacer ejercicio", y sale a ejercitarse.

Goku corre, levanta una piedra y la rompe. Luego busca otra, pero esta puede hablar, porque no era una piedra, sino una tortuga.

—¡Oye, niño, eso me dolió! —grita la tortuga, y Goku la suelta.

—¡Bulma! ¡Te transformaste en una tortuga! Eso te pasa por ser tan lenta. ¿Y ahora qué hacemos?

Ella sale a ver con quién está hablando y le dice que no es ella. Le preguntan a la tortuga qué hace allí, ya que se supone que vive en el mar. La tortuga explica que se alejó demasiado de sus amigos mientras buscaba comida y se perdió.

Bulma le indica que está muy lejos del mar, y Goku pregunta: —¿Qué es el mar?

Ella busca un mapa para explicarle y le dice: —Digamos que es un charco gigantesco.

Esa descripción emociona a Goku, quien sugiere llevar a la tortuga al mar.

—¡¿Qué dices?! —le grita Bulma, y Goku le recuerda: —Dijiste que podría recorrer el mundo si te acompañaba a buscar las esferas.

Sin embargo, Bulma le responde que no pueden recorrer el mundo, así como así, que no tienen tiempo si quieren buscar las esferas y no pueden perderlo llevando a la tortuga a su hogar. Goku le dice que él puede hacerlo solo, y que ella se vaya. Bulma le reclama diciendo que no lo necesita.

Goku sube a la tortuga y le dice que se sujete bien. La tortuga le agradece por ser tan amable mientras Goku corre hacia su destino.

Bulma, molesta, le grita que no se atreva a regresar. Pero al voltear y ver muchos monstruos, se arrepiente, lo busca en su moto y le dice que pueden arreglar las cosas.

Goku, sorprendido, le responde: —¿Qué pasa, Bulma? Pensé que ya no nos veríamos.

Ella le contesta: —¡No digas tonterías y vámonos ya!

Así va la primera pelea en el anime, pero veamos ahora en el mito de “Viaje al Oeste”

Tripitaka y Sun Wu-kung



Los dos caminantes habían recorrido un largo trayecto hacia el Paraíso Occidental, cuando de repente aparecieron seis hombres gritando como locos y armados hasta los dientes. Se colocaron en el centro del camino y, alzando la voz, dijeron:

—¡Detente, monje, y bájate del caballo! Si quieres seguir adelante, tendrás que entregarnos todo lo que llevas.

Tripitaka sintió que su espíritu se escapaba del cuerpo y se cayó del caballo. Wu-kung, también conocido como el Peregrino, se acercó para decirle:

—No os asustéis, maestro. Esta gente ha venido a ofrecernos ropa y un poco de dinero para el viaje.

—¿Estás sordo o es que no has oído lo que dijeron? —respondió Tripitaka.

—Tranquilo, iré a ver qué pasa —le dijo con suavidad.

El monje, sin poder digerir esa respuesta, le contradijo:

—Tenemos ante nosotros a seis ladrones y tú no pareces muy fuerte. ¿Cómo piensas enfrentarlos?

El Peregrino no respondió. Con valentía, se acercó a ellos y les preguntó qué hacían allí.

—Somos los reyes del camino y los señores de la Montaña de la Relación Humano —le respondieron.

Él se rió y les dijo que no eran más que bandidos incapaces de reconocer a su superior. Les pidió dividir lo robado y devolverlo.

Los seis se enfurecieron y lo rodearon para golpearlo, pero el Peregrino no pareció afectado.

Era su turno. Sacó su vara, que llevaba escondida en la oreja, del tamaño de una aguja. Al sacudirla, la hizo crecer en tamaño y grosor. Al ver esta magia, los ladrones se asustaron y corrieron en todas direcciones, pero él los mató uno por uno de un solo golpe. Luego se giró hacia su maestro y dijo:

—Ya podéis continuar.

Pero la respuesta no fue la que esperaba:

—Lo que has hecho es terrible —le regañó Tripitaka—. Los monjes tenemos la obligación de morir antes que emplear la violencia. Hay una diferencia entre perder la vida uno y asesinar a seis.

—Cuando era rey de la Montaña de las Flores y Frutos, hace aproximadamente quinientos años, maté a muchos, y sin eso no habría llegado a ser Gran Sabio, Sosia del Cielo —se defendió Wu-kung.

—Pero precisamente por eso sufriste tu tremendo castigo, por actuar sin escrúpulos. Si, después de abrazar la fe budista, aún insistes en practicar la violencia y seguir matando como antes, no eres digno de ser un monje ni de acompañarme al Paraíso Occidental. Simplemente eres malvado.

—¡Está bien! Si eso crees, me voy —dijo Wu-kung, y de un salto se fue.

Tripitaka, indignado, siguió su camino. Pero, al igual que Bulma y Goku, Wu-kung regresó después de hablar con el Rey Dragón, quien lo hizo recapacitar. Regresó con su maestro y le dijo:

—¿Se puede saber qué estáis haciendo aquí, maestro? ¿Por qué habéis renunciado a seguir adelante?

—¿Dónde has estado? —replicó Tripitaka, levantando la vista—. Al desaparecer tan de repente, no tuve más remedio que sentarme aquí a esperarte, sin atreverme a moverme.

—Sólo fui al Océano Oriental a pedir un poco de té a mi viejo amigo el Rey Dragón —contestó el Peregrino.

En conclusión, del miedo al enojo, solo hay un golpe de distancia.



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